Introducción A La Historia De La Revolución Francesa - Michel Vovelle.pdf

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MICHEL VOVELLE
Introducción a la historia
de la Revolución francesa
Traducción castellana de
Marco Aurelio Galmarini
CRÍTICA
Barcelona
Título de la edición original:
B REVE STOR1A DELLA RIV
q
LUZIONE FRANCES E
La traducción castellana de MARCO A-UREUG GALMA.RÍN1
ha sido hecha a partir del te\io original en francés
Diseño de ia colección Joan Batallé
'ilustración de la cubierta: .Jacqucs-Louis David,
Xjanti asesinado
(1793), óleo sobre lienzo.
Museos Reales de Bella* Artes, Bruselas
© 1979: Gitis.
Laterza
& l;igji,
Roma-Bari
© [98 i de la presente edición j>
;ira España y América:
E
d i t o r i a l
C
r í t i c a
,
S.L., Proven^, 260, 08008 Barcelona
ISBN: S4-8432-08Ó-3
Depósito legal: B.
23
.131-2000
Impreso en España
2000. - ROMANYÁ/VALLS, S.A.. Cupe! lacles (.Barcelona)
Casi basta el día de hoy, la Historia pareció rehuir la
Revolución, cuyo carácter embarazosamente
«
patético
»
des­
entonaba en un enfoque tendente cada vez más a privilegiar
la larga duración de las evoluciones seculares.
Pero sería imposible no detenerse en un acontecimiento
tan masivo que se ha impuesto como un corte capital no sólo
en la historia de Francia, sino- también en la de toda la huma­
nidad.
ISerá la Revolución francesa un «mito», como se ha
afirmado alguna vez?
L o mejor para responder a esta impertinente pregunta,
a no dudarlo, es tener desde el primer momento la humildad
necesaria para seguir su desarrollo, y dejar al relato el sitio
que le corresponde
.
Ello no obsta para que luego tomemos una cierta distan­
cia, a fin de formular la problemática de las interpretacio­
nes, y más tarde ilustrar, a partir de la historia de las men­
talidades, uno de los actuales talleres donde se forja la nueva
historia de la Revolución
.
L A H IS T O R IA
C
a p ít u l o
1
1.
L
a
c r is is
d el
A
n t ig u o
R
é g im e n
El objetivo de la Revolución era la' destrucción del «feu*
dalismo». Los historiadores
actuales,
movidos
por
un pru­
rito de purismo, tienden a rechazar, o al menos a corregir
este término, que, sin duda, es el que mejor cuadra al sistema
social medieval. Pero los juristas revolucionarios tenían
mucho más claras las ideas. Efectivamente, en las estructu­
ras que ellos impugnaban es fácil reconocer las características
del modo de producción «feudal», o del feudalismo en el
sentido en que lo entendemos hoy en día. Sin embargo, la
Francia de 1789, un buen ejemplo de tal sistema, presenta
cantidad de características particulares, cuya importancia des­
cubriremos a medida que se desarrolla la Revolución fran­
cesa. Cuando hablamos de feudalismo, nos referimos ante
todo al sistema económico tradicional de un mundo domi­
nado por la
economía rural.
En 1789, el mundo campesino'
representaba el 85 por 100 de la población francesa, y la
coyuntura económica sufría el opresivo condicionamiento del
ritmo de las escaseces y las crisis de subsistencia. En este
sistema, en realidad, los accidentes económicos más graves
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